Dicen que ha venido a trabajar duro. A trabajar mucho. A trabajar con Aratz Olaizola, su preparador físico, que —según cuentan los jugadores— se cree que está formando a los Navy Seals. Un tipo duro, meticuloso, y al parecer poco amigo de los que intentan escatimar una sentadilla. Del Reina no se marcha a casa un solo jugador con un gramo de más. Como debe ser.

Al final, uno también entiende que cuidar la imagen es parte del mensaje. No puedes hablar de exigencia mientras mojas un gofre en el café. Ni predicar la cultura del esfuerzo en chancletas. Yo mismo me lo estoy replanteando. Creo que no es buena idea continuar con lo que he estado haciendo hasta ahora: ir cada día al colegio de mi hija con una camiseta de fútbol distinta y un balón bajo el brazo. Para septiembre ya me he comprado el uniforme: camisa de cuadros, todos los botones abrochados y un tablero de ajedrez bajo el brazo. Si quiero que a mi hija se le abran las puertas de la educación privada a coste cero, ese es el camino. Pura inteligencia práctica en acción.