Unionistas 2025-26 Jornada 5: anuncios, pasaportes falsos y penaltis de pardillos

Unionistas entre dimisiones, pasaportes falsos y una derrota por pardillos. Salamanca, crítica y calimocho.

Lunes de Calamares | Unionistas entre críticas, falsificaciones y penaltis de pardillos.

Pocas cosas hay más salmantino que el arte de criticar. En una ciudad de cultura y saberes, donde las piedras presumen de latín y hasta los portales recitan a Fray Luis, el arte de poner pegas está en el ADN de quien haya nacido a orillas del Tormes. Y si hablamos de fútbol, ni te cuento: considerado divertimento de pobres y de gentes poco elevadas donde, como dice el refrán, hasta el más tonto hace relojes… o alineaciones.

La asamblea del sábado sirvió para que el presidente Roberto Pescador diese explicaciones: acertado en lo que dijo, torpe en cómo lo dijo. Anunció que se marcha en abril, harto del acoso en redes y de que ciertos plumillas lo persigan como si fuera un concejal de urbanismo con un chalet en la sierra. Cansancio, lo llama él; hartazgo, lo llamamos los demás. Se va Pescador que, por momentos, pecó de ser como Buzz Lightyear y creerse el salvador de la Alianza Intergaláctica para descubrir que, realmente, no es, ni más ni menos, que el presidente de Unionistas de Salamanca.

El sillón queda libre y ahora veremos cuántos de esos que han practicado la crítica como deporte local se atreven a poner el nombre en la papeleta. Me temo que cuando llegue la primavera correrán las cortinas, cerrarán el postigo y se harán los muertos. No hay nada más salmantino que quejarse a gritos y esconderse cuando toca mancharse las manos. Unionistas nació para ser el antídoto de esa Salamanca rancia: no dejemos que se nos convierta en otro casino de pueblo con café de recuelo.

El mayor problema de Unionistas hoy es la ignorancia pluralista. Ese sesgo psicológico por el que uno calla lo que piensa porque cree que los demás opinan distinto. Así se extiende la idea de que todo el mundo quiere la dimisión del presidente. Si rascas, resulta que no es así, aunque críticas —y gordas— no le falten. Como decía Juan Manuel Lillo en  su etapa en Colombia: “El derecho a opinar es respetable, pero no toda opinión”. Amén, maestro.

En mitad del sarao, Gabri Palmero nos regaló un viernes de película: inhabilitado un año por supuesta falsificación de papeles para ser internacional con Malasia. Más que un escándalo, un sainete. Me recordó a mis años de instituto, cuando falsificaba firmas de jugadores en pósters de la Don Balón para venderlos en el recreo. Con eso me invitaba a mis pretendidas a una bebida llamada quita-bragas del Azul y Blanco, me daba para  jarritas de calimocho en la Taberna Escocesa y, algún que otro día, para entrar en Morgana con un carnet falsificado, americana de pana y una pelusa por perilla. Aquello sí que era delincuencia organizada.

Y en lo deportivo, otra de cal y otra de arena. Se perdió contra el Arenas de Getxo por pardillos: Mario Simón repitió el mismo once inicial que ante el Real Avilés con Carlos De la Nava, de nuevo,. como nueve. el equipo empezó perdiendo pero tuvo la surte de jugar con uno más toda la segunda parte, empatar y no saber cerrarlo. Atacamos, insistimos, pero a Baba le bastó un metro libre para provocar un penalti de Juanje y mandarnos a casa con cara de tontos. No hay que caer en el catastrofismo: se vio más fútbol que semanas atrás, y eso ya es noticia aunque en los últimos finales todo fueron ataques atropellados y, otra vez más, carreras a ninguna parte de Iván Moreno. Ahora vienen dos partidos en casa que hay que sacar sí o sí. Que por una vez, al menos en esto, todos estemos de acuerdo.

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