Unionistas 2025-26 Jornada 2: Unionistas del Apocalipsis
Derrota en Espiñedo, fichajes de emergencia y un vestuario que aún no sabe si esto es fútbol… o una road movie sin final.
🦑 Lunes de Calamares | Fury Road en el Arenteiro vs Unionistas
Amaneció el lunes Oriol Riera disfrutando del olor a napalm por las mañanas. Las astillas de la puerta rota y sus declaraciones de pospartido encendieron el apocalipsis: titulares que hablaban de un proyecto convertido, en jornada 1, en un erial postnuclear. Desde entonces, el técnico viaja en modo Mad Max, arrastrando a su ejército de pusilánimes por estadios polvorientos en busca de puntos que calmen la sed de los aficionados.
El técnico pidió públicamente refuerzos arriba… y llegó Abde Damar. Un fichaje con aroma a cena pedida por Glovo porque alguien se olvidó de pasar por el supermercado. Se repite el mantra. El mercado, inflado. Los jugadores, subidos a la parra. La caja, vacía. Toca sobrevivir. Como tantos de nosotros: sin menú degustación en Instagram, pero con pollo asado de domingo; sin yates en vacaciones, pero con piscina municipal; sin coach personal, solo una mochila cargada de responsabilidades. Eso es Unionistas: cero lujos, algo de bisutería y toneladas de sudor.
Y ojo, porque en este viaje por la supervivencia Riera no solo se enfrenta a rivales, sino también a los fantasmas que ve entre sus propios aliados. El primero Antonio Paz. El director deportivo cerró el mercado trayendo a Damar, un tipo que no es ni delantero, ni extremo, ni mediapunta… aunque puede ser las tres cosas. Antonio parece haberse vacunado contra los mediapuntas de salón: esos que hacen dos cañitos bonitos y luego se borran en defensa como quien esquiva Hacienda. Así, Paz le dejó a Oriol un “multiusos” y le lanzó un mensaje entre líneas: “Con esto te apañas”.
El otro frente abierto en este Unionistas 2025-26 fue el presidencial. El máximo mandatario pasó por los micros de la cadena SER para defenderse de las acusaciones que se vierten sobre su figura: que si aprovecha su cargo para colarse en el vestuario y cambiar las alineaciones a su antojo, que si decide quién será el entrenador a golpe de testosterona.. todo envuelto en la suspicacia alrededor de un máximo mandatario aficionado al ciclismo como si serlo lo inhabilitara para hablar y entender de fútbol. Al final, este Unionistas apocalíptico va camino de parecer más una buena serie con aires de culebrón de sobremesa que una temporada de fútbol modesto.
Y llegó el domingo en Espiñedo. Allí fue el Arenteiro quien se llevó el premio de la victoria. Unionistas volvió de vacío: corrió, empujó, tuvo ocasiones para marcar el primer gol del curso… pero nada. Hugo de Bustos e Iván Moreno, en la primera parte, la tuvieron clara; Pere Marco, en el minuto 99, tampoco acertó para sellar el empate. El casillero sigue virgen y el equipaje de vuelta cargado de frustración, con el equipo instalado como farolillo rojo. Como los americanos en Vietnam, este Unionistas regresa derrotado, con nuestro coronel Oriol Kilgore sin saber si quiere que esto acabe cuanto antes o dejar que la guerra dure para siempre.
Seguiremos apoyando a este Unionistas del apocalipsis. Y mientras tanto, a dejarse ver por las casetas, a brindar con un pincho en la mano y a entonar como cuando éramos mozos ese Final Countdown a pleno pulmón, agitando las melenas —quien aún las conserve— y desempolvando los pantalones de cuero para ver a Europe en la Plaza Mayor. Nos vemos por los bares hasta que llegue el próximo combate.
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
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