Lunes de Calamares | Boletín de notas a pie de barra de Unionistas
Acaba el año y no pude ir a ver a Unionistas en el último partido. Igual que a Jimena le toca asumir los gustos de su padre, llega un momento en que al padre le toca devolver la jugada. Así que en lugar de batir palmas con El color de mi vida o esperar al minuto 23 para homenajear a la UDS, tocó concierto. Luli Pampín. Para quien no la tenga ubicada, es la Aitana de los menores de cinco años y, por razones que no vienen al caso, la artista que más he escuchado este 2025.
Mientras hacíamos cola para entrar, nos encontramos con compañeros de colegio de Jimena y sus respectivos padres. Había que matar el tiempo y, sin saber muy bien cómo, la conversación derivó hacia las evaluaciones que habían llegado a casa el día anterior.
A la hora de mencionarlas, había ganas de sacar el tema por lo que puedo ahora entender, había una mezcla de indignación, incomprensión, algunas punzadas de dolor y mucho orgullo herido. Todo muy intenso para hablar de niños de cuatro años. Yo miraba aquello con cierto estupor, pensando que quizá empezamos demasiado pronto a enseñarles a nuestros hijos lo mucho que nos importa lo que opinen los demás, esas notas que acaban por dar origen a dramas familiares y que, en realidad, no sirven ni para envolver un bocadillo.
En el concierto lo disfruté como un enano pero, oye, fue en lo que llegaba a casa ir refrescando el marcador de Unionistas y pasar de la euforia al bajón al instante. La misma sensación que me pasa cuando veo mi cuenta corriente el día 31 con la nómina recién ingresada y vuelvo a mirarla al día siguiente con todos los recibos recién pasados. Así es un poco este Unionistas de final de año que, dependiendo del minuto en el que lo veas, te anima el cuerpo o te deja con una acidez de estómago que no sabes si seguir con el tardeo o irte para casa.
El pico de rendimiento ya pasó. Ahora toca que los futbolistas se autoevalúen, se pregunten qué están haciendo y qué pueden mejorar. Como cuando aprendes a tocar un instrumento: o lo tocas o no aprendes. Y eso lo sabes tú y lo sabe cualquiera que te escuche. Aquí, la clase es de todos. Y el examen, continuo, cada semana. No hay lugar para esperar al final de cada trimestre para, de ahí en adelante, tomar medidas. Lo digo con la experiencia del que tuvo que repetir curso varias veces por esperar a afinar el último día después de ensayar toda la noche anterior.
Las notas de Unionistas (que no valen para nada, pero aquí están)
Unai Marino (6)
Empezó la temporada instalado en el desconcierto, con la grada pidiendo relevo. La llegada de Mario Simón le dio calma y el equipo creció con él. Portero de colocación, pocas paradas que no saldrán en ningún highlight ni adornarán las habitaciones de los más jóvenes. Su lenguaje corporal te es el sentir del equipo: mirándole sabes si el plan funciona o se va al carajo.
Víctor Olmedo (7)
Arrancó queriendo ganar partidos él solo desde el lateral. Con el paso de las jornadas ha ganado sobriedad y tranquilidad. Golazo a la Ponferradina y la eterna duda: no sabes bien si da más de lo que quita o al revés.
Aleix Gorjón (9)
El mejor defensor del equipo y eso que llegó con la percepción de que iba a ser el central suplente. Sin errores graves y clave para que la ausencia de Ramiro no haya sido un drama. No ha marcado, pero es el más peligroso en balón parado ofensivo.
Ramiro Mayor (-)
Apenas visto. Error en la primera jornada, lesión larga y mucho trabajo invisible en el día a día como capitán. Su veteranía se ha echado de menos en el césped para poner en su sitio a algún delantero rival pero, sobre todo, en los finales de partido.
Farru (6)
Central izquierdo indiscutible. De la inseguridad inicial a formar una pareja sólida con Gorjón. Su cruz: la amarilla tempranera.
Juanje (8)
Sorpresa mayúscula. Incidencia total en el juego, corre sin descanso, juega con intención y no se arruga ante ningún rival lo que le convierte en el enemigo de todos. Su debe está en el uso de los brazos en el área propia, con varios penaltis en contra como recuerdo.
Iván Moreno (-)
El gran misterio. Renovó para ser importante y apenas ha aparecido. Nadie sabe si es personal, técnico o posicional. Todo apunta a despedida. Si se va, será su primer regate con éxito desde que juega en Unionistas.
Jota López (8)
Aspecto frágil, carácter de perro viejo. Ha crecido retrasando su posición y es el jugador más creativo del equipo. El Reina Sofía se lo reconoce y sabe que es el jugador más «diferente» de la plantilla.
Álex Pachón (-)
Venía para ser el nueve titular. No lo fue. Un mano a mano fallado en Guadalajara marcó su temporada y ya no tuvo ningún contexto a su favor. Parece destinado a buscar minutos lejos.
Carlos de la Nava (7)
De nueve se diluye; de diez aparece. Su influencia es constante incluso cuando no brilla. Los partidos locos, y por momentos los de este Unionistas se desmadran, no le favorecen. Debe ser el encargado de poner un punto de cordura en el equipo.
Álvaro Gómez (9)
El mejor jugador del equipo y su mejor año. Incansable, solidario, decisivo. La banda derecha con Olmedo es el principal argumento ofensivo del Unionistas de Mario Simón.
Álvaro Santiago (-)
El nunca visto. Lesiones y falta de ritmo le han impedido aparecer. Una incógnita que quizá se resuelva en invierno.
Marco Coronas (6)
Un partido. Buenas sensaciones en pretemporada, pero Marino se afianzó y su oportunidad pasó. Siempre está ahí haciendo su trabajo, esperando una oportunidad que no llega y no hay una queja. Chapeau.
Luis Roldán (4)
Se ganó a la grada en verano y la perdió después. Parece vivir más de lo que cree que es que de lo que hace en el césped. El error de Ferrol pesa más que sus buenos minutos recientes.
Gastón Valles (8)
Cuatro goles en dos meses. Su físico limita su continuidad, pero si Unionistas logra retenerlo y el uruguayo no se lesiona, tiene medio camino hecho hacia la permanencia.
Gabri Palmero (-)
Llegó para ser titular y acabó siendo una anécdota administrativa. Triste pero tiene pinta que si juega volverá a hacerlo en torneos de cafeterías. Lo suyo no ofrece otra respuesta posible que la de encoger los hombros.
Hugo de Bustos (9)
Emblema. Conexión con la grada, atrevimiento y tres goles. La única luz constante y que dio esperanzas en los peores momentos. El futuro pasa por él.
Prada (7)
Cumplidor, sobrio, útil. Su ausencia se notó más de lo esperado. Buen pie a balón parado.
Jan Encuentra (8)
Aprovechó cada oportunidad. Gol histórico en Tenerife y una solución que ha resultado, sin ser su lugar, muy fiable en banda izquierda.
Pere Marco (5)
Entrega total y buen pie, pero a un delantero se le mide por goles y el «Tiburón» apenas lleva uno. Este equipo pide otro perfil de delantero que sea más de estar en zona de remate que de llegada como es su caso.
Juanma Lendínez (5)
Ha dispuesto de muchos minutos y dejado poca huella. Buen pie, pero le falta de mala idea. Peca de ser demasiado académico.
Aarón Piñán (6)
Lesionado nada más llegar. Aporta experiencia, versatilidad y opciones tácticas. Debe ser importante en la segunda vuelta y encontrar un partido en el que sienta que, realmente, ha vuelto. Esperemos que sea pronto.
Abde Damar (7)
Llegó tarde y se hizo titular. Desborde, disparo y descaro. A veces peca de individualista, pero es diferencial a la hora de cambiar la velocidad de la jugada.
Oriol Riera (-)
Venía para ser el líder de Unionistas 2025-2026. Demostró lo destructivo, y cobarde, que puede ser el ser humano cuando está donde no quiere estar.
Mario Simón (7)
Llegó con el club ardiendo y trajo la templanza necesaria. Ha construido un equipo competitivo. Su debe: decisiones previsibles y seis puntos perdidos en las últimas jornadas. Las sensaciones son buenas pero son los puntos los que realmente contarán en mayo.
Cerramos el año así. Constantes. A veces mejor, a veces peor. Como casi todo lo que merece la pena. Unionistas sigue ahí. Y nosotros también, evaluando en la barra, sabiendo que las notas no sirven para nada… pero qué gusto da ponerlas.

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