Alfred Planas y la ruta inesperada del fútbol: destino Kerala
El fútbol, cuando se aleja de España, de Europa, adquiere otras texturas. Menos foco, menos ruido, más aventura. Alfred Planas ha decidido escuchar esa llamada y seguir una de las rutas menos transitadas por el jugador español: la India. Su destino elegido ha sido la ciudad de Kozhikode, Kerala, ubicada a orillas del Océano índico en la costa de Malabar. Allí, vestido de rojo imperial y amarillo dorado, el barcelonés defiende los colores del Gokulam Kerala FC, un club joven —fundado en 2017— pero ya instalado en el paisaje competitivo del fútbol indio.
Planas suma, por ahora, tres partidos oficiales en su nueva etapa. Su debut llegó en la Supercopa de la India, un torneo que sirve de aperitivo a la temporada, que aglutina a los equipos de la Indian Super League (máxima categoría) con los de la Indian League (Segunda División) y en el que el Gokulam, dirigido por el técnico español José Hevia y en el que también milita otro español: Alfred Torras con el que compartió vestuario en el Atlético malagueño en 2015, no logró superar la fase de grupos tras firmar una victoria en tres encuentros. El título acabaría viajando a Goa, de la mano del FC Goa, donde milita otro viejo conocido del fútbol español y de Unionistas de Salamanca: Borja Herrera. Cruces de caminos que solo el fútbol global permite.
Gokulam Kerala FC: la identidad de los Malabarians
Gokulam Kerala FC tiene su sede en Kozhikode (antigua Calicut), una ciudad histórica, abierta al mar y al comercio desde hace siglos. No es casual que al equipo se le conozca como The Malabarians, en referencia a la región del Malabar, una de las puertas de entrada vía marítima a la Ruta de la Seda. Aquí el fútbol no es solo deporte: compite con el críquet, sí, pero en Kerala se vive con una pasión particular, heredera de una tradición obrera, comunitaria y muy politizada del juego.
El Gokulam no es un gigante económico, pero sí un club bien estructurado, que cuenta con el estadio de mayor aforo de la competición: EMS Stadium – considerado el mejor campo del país-, acostumbrado a competir en la I-League, la segunda división nacional, donde ya ha sido campeón en dos ocasiones. Su proyecto combina talento local con futbolistas extranjeros y un marcado acento español en los banquillos, una tendencia cada vez más visible, presente en los últimos años, en el fútbol indio.
La Indian League: una competición en continua transición
El fútbol indio vive una anomalía que lo define: dos ligas oficiales. Por un lado, la Indian Super League (ISL), más mediática, con franquicias, grandes inversores y estrellas internacionales en el ocaso de sus carreras. Por otro, la I-League, más tradicional, donde compiten clubes históricos y proyectos como el Gokulam Kerala FC. Ambas conviven bajo el paraguas de la federación, en un modelo híbrido que el país aún trata de ordenar.
La Supercopa, precisamente, sirve como punto de encuentro entre ambos mundos. Un escaparate, pero también una declaración de intenciones. El fútbol en la India ha estado presente aunque el país nunca hemos podido ver en una fase final de un Mundial pese a haber conseguido su plaza para el campeonato de Brasil de 1950. No participaron ya que la FIFA denegó la petición de la Federación India de poder disputar los partidos descalzos, como habían hecho, en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948.
Por el momento la competición en la India espera que finalice el año para que pueda reorganizarse al expirar el contrato con la empresa Football Sports Development Limited (FSLD) que desde 2010 ostentaba los derechos e intentó crear un modelo de competición cerrado en modo franquicia, similar al que opera en competiciones como la NBA con apenas ocho equipos. De este modo, aplicando un cupo de hasta ocho jugadores extranjeros por equipo y sin límites salariales, la competición atrajo a estrellas en sus últimos años como Del Piero, Robert Pires, Diego Forlán o Anelka. Varios españoles han hecho carrera allí en los terrenos de juego como Edu Bedia, Javi Hernández, David Grande, Mandi Sosa o Coro y, sobre todo, entrenadores como Manuel Márquez quien ha llegado a dirigir a la selección nacional de India, así como Juan Francisco Molina, Sergio Lobera o David Catalá por usar unos ejemplos recientes.
El fútbol indio tiene una estructura piramidal con la Indian Super League (ISL) en la cima y la I‑League como segunda categoría, con promoción y descenso entre niveles nacionales gestionados por la All India Football Federation (AIFF). Esta arquitectura ha sufrido cambios frecuentes en criterios de ascenso, licencias y número de clubes, por lo que las reglas de un año pueden no aplicarse al siguiente lo que convierte cada salto de temporada en una auténtica incógnita acerca de cómo quedará organizado para el curso siguiente así como los criterios y requisitos de ascenso para la máxima categoría.
El talento nómada de Alfred Planas
Alfred Planas llegó a Kozhikode el pasado mes de septiembre, tras rescindir su contrato con el Sestao River. En Las Llanas vivió una temporada dura, marcada por el descenso a Segunda RFEF pese a disputar 31 partidos de liga, aportar dos goles y una asistencia. El equipo encarriló la salvación… y la dejó escapar en casa, incapaz de ganar ninguno de sus tres últimos encuentros como local.
Interior diestro, aunque más dañino partiendo desde la izquierda para buscar el disparo hacia dentro, Planas siempre fue un futbolista de condiciones evidentes: desborde, golpeo y personalidad. Criado futbolísticamente en Barcelona, tras pasar por varios equipos de la ciudad acabó recalando en el Atlético Malagueño (2015-16), en una Tercera División de altísimo nivel donde compartió vestuario con nombres como Ontiveros, Harper, Aarón Escandell o En-Nesyri.
El cuerpo, sin embargo, le pedía volver a casa. En la UE Sant Andreu firmó una gran temporada, con siete goles y un playoff de ascenso que rozó el sueño. Ese rendimiento llamó la atención del Reus Deportiu, entonces en Segunda División. Planas llegó para el filial, pero los problemas económicos del club le abrieron las puertas del primer equipo. Debutó en la categoría de plata y marcó incluso en el Heliodoro Rodríguez López ante el CD Tenerife. La historia, sin embargo, acabó de forma abrupta: el Reus abandonó la competición tras la primera vuelta, incapaz de afrontar los pagos. Un adiós triste, con un último partido ante el Numancia.
Tras la desaparición del club tarraconense, Planas firmó por el AD Alcorcón, que lo cedió al Elche CF, donde apenas tuvo continuidad. Llegó después el Valencia Mestalla, con Chema Sanz, hasta que la pandemia detuvo el mundo. Sin sitio en el proyecto alfarero, rescindió y se sumó al ambicioso proyecto del Marbella FC, que terminó en desastre colectivo y descenso hasta Tercera RFEF. Un año áspero, reflejado incluso en dos expulsiones en solo doce partidos.
Para recomponerse, regresó a Cataluña y al CE Sabadell. Allí volvió a sentirse futbolista, con destellos de calidad y un papel relevante con Antonio Hidalgo, antes de quedar relegado a revulsivo con la llegada de Pedro Munitis. De Sabadell pasó a la UE Cornellà, donde firmó, por números, su mejor curso, siendo parte clave de la permanencia junto a futbolistas como Kike López, Raúl Tavares o Gerard Martín, hoy en el FC Barcelona.
Su etapa en Unionistas de Salamanca dejó una imagen imborrable: el penalti convertido ante el Villarreal en Copa del Rey, el empate, la prórroga aplazada por falta de luz y una tanda de penaltis que forma ya parte del imaginario del fútbol popular. Ante el Barça, en la siguiente ronda, Planas lo vio desde el banquillo. Su menor implicación defensiva fue restándole minutos conforme avanzaba la temporada. Después llegó Sestao. Y ahora, la India.
Alfred Planas y su volver a empezar
En Kerala, Alfred Planas busca algo más que minutos. Busca reencontrarse. En un fútbol diferente, en estadios llenos de color, bengalas y banderas, con una afición que vive el partido como una fiesta colectiva. En un equipo con acento español y espíritu viajero. A veces, para recuperar el brillo, hay que alejarse del foco. Seguir la ruta de la seda. Y volver a creer.

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