Pere Marco, el delantero que hizo del cambio su casa

El joven delantero de Unionistas no se rinde en la búsqueda del gol en Salamanca.

🪶 Pere Marco el delantero que aprendió a vivir en el cambio

La pelota todavía no había tocado la red y Pere Marco ya corría sin freno hacia la esquina, brazos abiertos, ojos encendidos, sabedor de que aquella noche era la suya. Igual que todos los chavales de dieciocho años un sábado por la noche. En la grada, el grito subía desde las gargantas rompiendo el cielo valenciano con el júbilo de los aficionados congregados en el estadio de Quart de Poblet. Minuto 104, empate a cero, final por el ascenso a Tercera Federación. Un cabezazo perfecto, escuadra, gol. Gandía CF, en el año de su 75 aniversario, subía de categoría y él, un juvenil de la casa que se había hartado a marcar durante todo el año y que, hasta ese 3 de junio de 2022, era conocido por ser “el hijo de la peluquera”, se convertía en héroe local. Desde entonces, todo lo demás en su vida ha sido cambio: ciudades, acentos, vestuarios, sistemas. Y, sin embargo, ahí sigue, un delantero en la búsqueda de un gol que pese tanto como aquel.

Hay jugadores que llegan al fútbol profesional con una hoja de ruta trazada desde la infancia: academias de élite, entrenadores con apellido de leyenda, torneos internacionales, un carrusel de promesas de gloria y focos que iluminan el camino. Y luego están los otros. Los que se abren paso a codazos. Los que limpian las botas llenas de barro tras cada entrenamiento y acumulan miles de kilómetros recorridos por las carreteras secundarias del fútbol modesto a la espalda. Pere Marco pertenece a estos últimos.

Desde ese gol, la vida de Pere Marco ha sido una mudanza permanente. Los impagos del Gandía CF le empujaron a buscar nuevos destinos: León, Castellón, Marbella y ahora Salamanca. Cuatro equipos en apenas un año. Un mapa de mudanzas que para muchos sería un castigo, para él fue un máster acelerado: «Cambiar tanto de equipo me ha hecho valorar las cosas, vivir el momento. Lo que otros verían como algo negativo, para mí ha sido aprendizaje».

Del barro al césped profesional

La primera vez fue León. Pere Marco no había dormido nunca fuera de su casa hasta que se marchó a 700 km de distancia del cuarto donde estaban los pósteres de sus ídolos y las medallas conseguidas. En León, aprendió a vivir solo sin la compañía de las voces familiares y con el silencio quebrado del repiqueteo de la ducha vecina en una anodina residencia. Un momento que, a todos, la primera vez que nos independizamos, nos acompaña para siempre. “Es el año de fútbol en el que más he disfrutado y no puedo decir nada más que cosas buenas de mi paso por el Júpiter Leonés.”

Su llegada al Castellón, en el verano de 2024, estaba destinada al filial, pero la pretemporada le colocó frente a Dick Schreuder, técnico del primer equipo. Algo vio el holandés en aquel delantero alto y con buen pie, porque pronto lo llevó a debutar en Segunda División. Incluso marcó su primer gol profesional ante el Cartagena, con su familia en la grada. En Marbella, cedido, el estreno también fue con gol, pero la historia se torció: una lesión en el cuádriceps le dejó fuera en el tramo decisivo. «Nunca había estado lesionado y aprendí otra parte del fútbol: ver a tus compañeros entrenar y disfrutar mientras tú estás fuera es duro, pero también necesario para crecer».

Ya recuperado, apareció Unionistas como oportunidad para empezar desde cero en una temporada completa en Primera RFEF. «Compañeros que habían pasado por aquí me hablaron maravillas del club. Es muy familiar, hace las cosas bien, y espero que esa felicidad la pueda reflejar en el campo». En dos partidos de pretemporada ya ha marcado tres goles. Bisutería estival, sí. Pero en esta categoría, hasta el más mínimo destello puede valer una permanencia.

El jugador que se describe como aprendiz

Pere habla de su fútbol con honestidad: «Hay situaciones que todavía no sé dominar. Es falta de experiencia, pero también porque estoy empezando a competir de forma continuada en estos niveles. En Unionistas espero aprender a desenvolverme mejor y crecer como jugador». Se define como un delantero inteligente, capaz de anticiparse a las jugadas, asociarse con el tercer hombre y atacar el área desde la movilidad. «No soy el típico nueve estático. Me gusta bajar a tocar, moverme entre líneas y desde ahí buscar la portería».

De niño fue de Messi, como casi todos. Ahora se mira en Zlatan Ibrahimovic: «Alto, técnico, con carácter. En una parte muy lejana, me veo reflejado y trato de usarlo como referencia». Genio y figura el sueco para que, un chico con la madurez de Pere Marco a sus 22 años, confíe en su talento para ser el líder y referente de ataque de Unionistas de Salamanca las órdenes de Oriol Riera que, a buen seguro, también le enseñará varios de los secretos para ser el nueve que puede ser.

Un vestuario que empuja

En Salamanca se ha encontrado un grupo humano que le ha facilitado la adaptación: «Todos tenemos hambre de ser mejores y de llevar a Unionistas lo más alto posible». Su única superstición es entrar al campo con el pie derecho. El resto lo deja a la inspiración del momento y a lo que suene en el vestuario: no necesita una canción fija para enchufarse.

Recuerda con cariño su debut en la Liga Hypermotion en Ipurúa, en agosto del último verano en donde también debutó en el conjunto armero Slavy, delantero con pasado en Unionistas, con quien su actual afición trata de equiparar,  y el gol anotado al Cartagena  demostrando que el talento que Dick Schreuder veía no era un espejismo. El estadio que más le ha impresionado ha sido El Molinón —«un ambiente de locos un lunes por la noche»— y el que sueña con pisar es el Santiago Bernabéu.

Más allá del fútbol

Hijo de jugadores de baloncesto, Pere ha mamado deporte desde niño creciendo rodeado de balones y canastas. El deporte no era una opción, era el idioma de su casa. Si no fuera futbolista, se ve en algo relacionado con el deporte: Educación Física, Fisioterapia, quizá ayudando a otros a recuperarse como él tuvo que hacer. Su vida es un compendio de cambios, pero con un objetivo constante: mejorar.

Por ahora, ese objetivo tiene forma de camiseta blanquinegra y escudo de Unionistas. No es una historia de niño prodigio ni de talento precoz moldeado en vitrinas. Es la historia de alguien que aprende a cada paso, que ha hecho del cambio un compañero de viaje y que afronta la temporada con un deseo tan sencillo como ambicioso: «Salvarnos cuanto antes y disfrutar de lo que, con ello, pueda venir».

Pere Marco no es un delantero que viva de un momento guardado en una vitrina. Ha aprendido a cambiar de acento, de cama y de compañeros de vestuario sin perder el hambre. Esta temporada quiere goles, minutos y certezas. Porque para este delantero, la estabilidad es seguir en movimiento, con el colmillo afilado y la mirada fija para cazar un nuevo gol, uno de esos que rompen el cielo y cambian vidas.

Plantilla de Unionistas de Salamanca durante la pretemporada 2025-26, con nuevos fichajes como Luis Roldán, errores en salida de balón y la expectativa de un VAR económico en Primera RFEF.

Roombas, mentiras bonitas y un VAR de saldo

Unionistas sigue sabiendo a vino joven: raspa, ilusiona y aún no convence. La sexta semana de pretemporada deja fichajes como el de Roldán, errores de principiante y frases bonitas que maquillan una realidad áspera. Entre rojas, VAR de boda y partidos con aroma a menú de gasolinera, el equipo busca cuerpo y alma antes del estreno liguero. Mientras tanto, los aficionados seguimos destapando calamares cada lunes, para que al menos el sabor no se pierda.

Leer»

Deja un comentario